Y aquí seguimos, comparando.
Leía en 20minutos:
Uno de los mejores violinistas del mundo, ignorado en el metro de Washington
Joshua Bell, uno de los violinistas más prestigiosos del planeta, estuvo tocando casi una hora ante los despistados transeúntes, que continuaron su marcha de autómatas.
(…)
Los viandantes no se percataron de que estaban escuchando seis piezas magistrales de Bach y Schubert ejecutadas con un Stradivarius «Gibson ex Huberman», instrumento único en el mundo.
(…)1.071 personas pasaron por delante en los 43 minutos que estuvo tocando. La mayoría ni torció la vista, algunos miraban de soslayo y no llegaron a diez los que se detuvieron ante el maestro.
(…)
La pregunta que se hacen los autores del artículo es: ¿Tenemos tiempo para la belleza?El experimento muestra de forma terriblemente clara el comportamiento automático y abstraído del ser humano en la gran ciudad.
Aquí no ibamos a ser menos, y para hacer el experimento cogemos a un músico de la misma talla que Joshua Bell, Nacho Campillo.
Leo en elmundo.es :
Con una estrella de pop que ha vendido a lo largo de su carrera casi un millón de discos, podría pensarse que iba a ser diferente, pero no. Hubiera dado igual que se pusiera Manolo Escobar o Bob Dylan, nadie hubiera reparado en ellos.
Era casi imposible porque la gente que pasaba por el vestíbulo de la estación de Bilbao de 16.00 a 17.00 horas de un miércoles de primavera torrencial miraba al infinito, como zombies. Y pocos, muy pocos, torcían el cuello para echar un vistazo a ese chico con gafas oscuras y gorro (le pedimos que se camuflara un poco para el experimento) que cantaba las canciones de su grupo, ‘Tam Tam Go’.
¿Quienes son Tam Tam Go hoy por hoy? ¿Qué sentido tienen estos experimentos? ¿Por qué deberíamos conocerles? ¿Sus canciones nos llegan por lo buenas que son? ¿No tendrá algo que ver el formato radiofórmula machacón que sufrimos con «Te di todo mi amor arroba love punto com» hace unos años? ¿No suena todo esto a maniobra publicitaria de un grupo venido a menos? No, somos urbanitas que sólo vamos a lo nuestro.
¿Toda la gente que aplaude a Joshua Bell es porque aprecia su calidad? ¿Es por que sabe quién es? ¿Es para justificar el gasto en acudir a una actuación suya? ¿Cuánta gente que acude a ver un concierto/galería/obra de alguien de renombre no aplaude por el mero hecho de quien firma la obra? No, es que no tenemos tiempo de apreciar la belleza.
Conclusiones precipitadas, experimentos idiotas.
Es cierto que la gente infravalora el arte, pero también es cierto que el arte nunca se ha basado en su reconocimiento, sino en el mero hecho de expresar lo que guardamos en nuestro interior ya sea en forma de música, imágenes, etc.
Yo me siento muy alegre cuando voy en el metro y alguien ameniza mi paso por los angostos y fríos túneles con la ejecución de buena música.
Exacto, ¿qué necesidad hay de que lo aprecie una mayoría? ¿Por qué quiere nadie sacar conclusiones tontas de unos experimentos tan manipulados?
Yo también agradezco muchos de los músicos del metro (a la vez que me agobian la mayoría de los acordeonistas, tanto de Madrid como de otras ciudades).
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